
26 Jul Urgencias veterinarias: un caso extremo
Hace unos meses, a las cinco de la madrugada, llegó a nuestro hospital de Llucmajor un paciente en un extremo caso de urgencia. Se trataba de un gato de tres años de edad, macho y castrado junto con sus propietarios. Estos se encontraban en estado de shock, estaban muy nerviosos y gritaban desconsolados porque su gato se había caído desde un décimo piso. El pequeño gato llegó en un estado semicomatoso acompañado de hipotensión, debilidad, palidez de las mucosas, las pupilas muy dilatadas, y la respiración muy acelerada y fuerte.
La situación era clara: se trataba de un caso grave que requería atención inmediata. Fue ingresado con rapidez y una vez estabilizado hicimos una serie de pruebas para determinar el estado concreto del gato. Una de estas pruebas se trataba de una radiografía.
Diagnóstico
En la radiografía laterolateral de tórax, apreciamos presencia de líquido a nivel del lóbulo craneal derecho y elevación del corazón. En el estudio radiográfico realizado a nivel de cadera se observó una fractura con luxación en la cadera. El diagnóstico del gatito era un traumatismo craneal, acompañado de contusión y neumotórax pulmonar y fractura con luxación de cadera.
Acompañamos al gatito a una habitación para que descansara y se le suminstró la medicación pertinente para su tratamiento. Tras sufrir un accidente de estas características, tratamos minimizar el sufrimiento del animal.
En la mañana de ese mismo día, el gatito permanecía estable. Presentaba dificultad para incorporarse, aunque se podía mantener en posición decúbito esternal, es decir, tumbado y apoyado sobre sus patas delanteras. Pero a pesar del tratamiento empleado y los cuidados, la situación del animal no mejoró con las horas.
Evolución
Por la noche, empezó a sufrir taquipnea, es decir, aumentó la velocidad de su respiración era cada vez más fuerte y más frecuente, y en las horas siguientes su temperatura bajó a niveles inferiores de los normales. El pequeño gato se había quedado sin fuerzas y ya era incapaz de mantenerse sobre sus patas como antes lo hacía.
Dos días posteriores a su ingreso, el estado del pequeño gato había empeorado. Presentaba las mucosas muy pálidas, las extremidades frías, hipotermia con una temperatura de 36.4°C y debilidad generalizada.
A pesar de los cuidados, la oxigenación, calefacción, y el tratamiento instaurado, el gatito no pudo hacer frente a los gravísimos daños ocasionados por la caída y falleció dos días después del ingreso.