Radiografías Tumbet

Repetir de tumbet. Segunda operación de antebrazo

Si te gusta este plato típico mallorquín, seguro que lo habrás hecho muchas veces. Pero que «Tumbet» repita, eso ya es otra cosa. Para los que pudisteis leer el artículo de hace un par de meses recordaréis que Tumbet es un perro ratero que se rompió los huesos del antebrazo por culpa de un mordisco.

Entonces ya os expliqué cómo habíamos puesto una placa de osteosíntesis y tornillos para arreglarlo y lo bien que se estaba recuperando. Demasiado bien, diría yo porque a los 10 días ya apoyaba perfectamente y todos confiábamos en que «Tumbet» guardaría reposo.

Pues no. De reposo, nada. Cuando se vio liberado de los vendajes decidió volver a correr y saltar como antes y el hueso aún no estaba soldado. Se requieren dos meses para que tenga una consistencia mínima y seis meses para que la cicatrización sea completa.

Solemos ir haciendo radiografías de control para decidir el grado de libertad que otorgamos al paciente. Pero Tumbet se lo saltó todo a la torera.

¿El resultado?

Que dobló la placa. Sí, sí. Así como lo oís. Haciendo alguna de sus piruetas rompió parcialmente la placa por el punto más débil y la dobló. Y eso significaba volver a pasar por el quirófano.

Intervención quirúrgica

En la segunda operación quirúrgica pudimos implantar otra placa aprovechando algunos de los agujeros de la otra cirugía y, para reforzar, también pusimos unos fijadores externos. Estos fijadores son unos «hierros» que atraviesan el hueso de punta a punta transversalmente y que se unen por fuera formando una especie de «mecano» (me estoy dando cuenta de que tal vez sólo lo entenderemos los que ya tenemos una edad…) o estructura metálica.

Tengo que decir que esta vez Tumbet se ha portado bien ya que no le han dejado margen para que haga ninguna trastada. Ha llevado los fijadores durante un mes y hace dos días se los retiramos. Aún le queda la placa y lo mantendremos «confinado» cuatro o cinco semanas más.

Si a finales de febrero vemos que el hueso ha cicatrizado lo suficiente, empezaremos a dar más libertad al pobre Tumbet que, por supuesto, no entiende que lo hayan «castigado».

Esperamos no tener que escribir ninguna secuela más y que nuestro paciente pueda empezar a jugar y a correr como antes.