Sam Perro

Sam, un luchador que se hace querer

Sam es un perro fuerte, un perro valiente. Y un perro que se hace querer. Ahora tiene diez años, pero lo conocimos en 2015 cuando acudió al servicio de urgencias de Llucmajor. Tuvo una torsión de estómago que se complicó mucho …

Sam quedó ingresado en nuestro hospital durante más de tres semanas. Se le perforó la mucosa del estómago de tan dañada como estaba. Debido a la perforación sufrió una peritonitis que le hizo pasar por el quirófano hasta ocho veces. Finalmente se tuvo que acostumbrar a comer poco y a menudo ya que después de las operaciones su estómago quedó reducido a menos de un tercio del tamaño original. Poco a poco el estómago fue dando de si y Sam volvió a llevar una vida normal … hasta la semana pasada.

UN PACIENTE EJEMPLAR

Durante las tres semanas que compartió entonces con nosotros Sam fue un paciente ejemplar. Nunca se quejó. Nos dejó hacer todas las pruebas sin ofrecer resistencia. Seguro que lo pasó mal porque la peritonitis duele. Lo dicen las personas que han sufrido, pero él no tuvo ninguna mala reacción. Al contrario siempre estuvo agradecido, repartiendo lametones a las auxiliares y veterinarios y moviendo la cola.

El martes empezó a encontrarse mal. No quería comer y vomitaba. Le atendió ambulatoriamente su veterinario habitual, pero al llegar el fin de semana nos lo confió porque no ofrecen servicio de cuidados intensivos. Cuando llegó al hospital de Manacor tenía problemas de riñón, estaba deshidratado y los vómitos no se controlaban. Le ingresamos para estabilizarlo y hacerle pruebas. A la mañana siguiente sabíamos dos cosas: que Sam no mejoraba y que probablemente se podría haber torsionado otra vez. A priori no consideramos esta posibilidad porque hace cuatro años le fijamos el estómago a la pared abdominal y porque un estómago tan pequeño no tiene la inercia necesaria para girar sobre sí mismo.

UNA SOSPECHA CONFIRMADA

Acordamos con la dueña que le teníamos que volver a operar. Confirmamos nuestra sospecha y corregimos la situación. El estómago se había dilatado y había rasgado la sutura que habíamos hecho cuatro años atrás. Por suerte esta vez la pared del estómago estaba en buenas condiciones.

Dos horas después en Sam ya estaba despierto y se encontraba mucho mejor. Ya no tenía náuseas y comenzaba a mover la cola. Sam nos ha vuelto a robar el corazón. Él se lo merece todo. Probablemente mañana se irá a casa. Su propietaria ya le espera. No es extraño que le eche de menos. Es un luchador que se hace querer.