
11 Mar La cunita de la UCI
Dentro de la normativa que ordena las categorías de los centros veterinarios en España y en concreto en las Islas Baleares se especifican tres tipos de centro: consultorio veterinario, clínica veterinaria y hospital veterinario. Los hospitales veterinarios deben cumplir una serie de características. Las más notorias son que debe tener abierto las 24 horas del día y 365 días a la semana, debe tener un aparataje completo que permita dar servicio adecuado de diagnóstico y tratamiento durante su horario y tener como mínimo, tres espacios diferentes dentro su hospitalización. Los perros y gatos deben estar separados y los animales infecciosos, de la especie que sea, deben estar aislados dentro de una sala aparte.
En Mallorca Veterinaris todavía tenemos definido un espacio más. La UCI (unidad de cuidados intensivos) también llamada UVI (unidad de vigilancia intensiva). Aquí es donde se hospitalizan a los animales en estado crítico. Un espacio es donde atendemos a los animales que necesitan una atención especial debido a su delicado estado de salud. Suelen estar conectados a varias máquinas para suministrarles calor, fluidos, medicación, oxígeno… y para controlar sus constantes vitales. Pero eso no es suficiente. También es necesario que el personal del centro, tanto veterinarios como auxiliares, tengan una dedicación especial. De forma seriada los evaluamos y corregimos medicaciones, ritmos de infusión, temperatura y medicaciones.
La mayoría de los pacientes permanecen en jaulas debidamente acondicionadas para que estén limpios y confortables. Pero cuando su estado lo requiere los mantenemos en una cuna que facilita el acceso al paciente y una vigilancia más sencilla. Obviamente son pacientes que tienen su movilidad limitada, ya sea por un problema neurológico, por debilidad o porque han perdido la conciencia.
Si el paciente requiere un cambio de posición o se ensucia es más fácil de manipular y así le molestamos menos. La exploración del paciente también es más simple ya que no es necesario sacarlo de su espacio para hacerlo.
Por nuestra cuna han pasado muchos pacientes. Para nosotros es muy satisfactorio ver cómo evolucionan y, cuando finalmente podemos mudarles a una jaula es una señal inequívoca de mejora. Son pacientes de largo recorrido que suelen pasar bastante tiempo en el hospital y algunos de ellos llegan a sentirla como suya. Éste es el caso de Garfield que después de abandonar la cuna todavía nos ha venido a ver con asiduidad. Durante una de estas visitas le pillamos mirando con «mala cara» a un nuevo inquilino 😜