Insolación Kitty

Kitty o los estragos por insolación

Creo que todos hemos sufrido alguna quemadura por exposición prolongada a la luz solar. A muchos nos encanta tomar el sol, especialmente si podemos remojarlos en el mar cuando nos sube la temperatura. En los últimos años la pedagogía bien comunicada de los dermatólogos ha hecho que casi todo el mundo se proteja con cremas solares que mitigan el riesgo de quemaduras y otros problemas asociados. Casi todo el mundo sabe que la luz solar está compuesta por radiación infrarroja que nos hace sentir su calor y la ultravioleta responsable de otros problemas y enfermedades de la piel. El cáncer es una de ellas y un buen motivo para tomar precauciones.

 

El caso de Kitty

Los animales no son una excepción. También se deben proteger del sol. La naturaleza les ha provisto de una capa de pelo que constituye una primera protección natural, pero las zonas del cuerpo que no tienen, suelen estar pigmentadas con tonos más o menos oscuros (rojo, gris o negro) con lo que presentan más resistencia a la luz UV o ultravioleta.
Kitty es una gatita blanca y por tanto no tiene pigmento que la proteja del sol. Vive en el campo y le encanta permanecer largos ratos tumbada en varios lugares de la finca disfrutando de la luz del sol. En invierno no hay problema. El sol le hace más llevadero el frío propio de la estación sin mayores consecuencias, pero en verano sigue haciendo lo mismo. Por este motivo hace años que presenta quemaduras solares en las orejas y la trufa (nariz) que desaparecen casi siempre al llegar el otoño. Su propietaria ha intentado que no tome tanto el sol y protegerla con cremas solares, pero ella se escapa siempre que puede y vuelve a hacer lo mismo.

 
El año pasado María Antonia vio que algo no iba bien. Las orejas se recuperaron como siempre, pero las lesiones de la nariz no desaparecieron como otras veces. Las trató con desinfectantes sin mucho éxito. En lugar de ir a menos, cada vez tomaba un aspecto más preocupante. Cuando acudieron al hospital creían que podía tener lepra. Efectivamente, los gatos la pueden sufrir, pero no era el caso; tal y como nos confirmaron los patólogos, las lesiones eran compatibles con un tipo de cáncer de piel llamado carcinoma de células escamosas. Por desgracia las personas también lo podemos sufrir y los tratamientos más efectivos son la radioterapia y la cirugía.

El tratamiento

Nuestra propuesta fue extraer el tumor ya que la radioterapia no es una opción a nuestro alcance en Mallorca.
Tuvimos que advertir que teníamos que eliminar más tejido del que estaba afectado para no dejarnos células tumorales que pudieran reproducir el proceso. Este hecho supone un cambio estético muy importante en las facciones de la gatita que muchas personas no toleran. Enseñamos fotografías del aspecto de otros pacientes justo después de operar y al cabo del tiempo. Para María Antonia no era un problema. Nos dijo que no la preocupaba y que su prioridad era salvar la vida de Kitty mientras estuviéramos a tiempo.

La cirugía fue muy bien. Hay una serie de detalles técnicos que se deben tener en cuenta de cara permitir la respiración después de la operación en los que no profundizaremos. Sólo os diremos que todo transcurrió según lo previsto. No hubo complicaciones y desde el primer momento Kitty se encontró muy bien. Los resultados de la biopsia añadieron un buen pronóstico para la gatita ya que no nos habíamos dejado ninguna parte del tumor.
Finalmente, unas semanas después de retirar los puntos el aspecto de Kitty era muy aceptable. Ni que decir tiene que la gatita, ajena a todas estas apreciaciones continúa bien contenta con su vida … y por desgracia, no le hemos podido quitar la costumbre de tomar el sol. Su propietaria, sin embargo, consciente de las consecuencias, procura que no esté demasiado expuesta y la recluye en casa durante las horas de insolación más fuerte.

 

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