
22 Jun Sandro y Trui: Dos colonoscopias, dos historias
Casi todo el mundo sabe lo que es una endoscopia. Una técnica de diagnóstico poco invasiva que nos permite tener imágenes de cavidades anatómicas como el estómago, el intestino, la tráquea, el tórax o el abdomen; mediante una pequeña cámara, sin necesidad de hacer una incisión quirúrgica. La colonoscopia es un tipo de endoscopia donde el orificio de entrada es el ano. A través de él accedemos a la última parte del tubo digestivo, del intestino grueso: el recto y el colon. Hoy os contaré las historias de dos pacientes con un vínculo común, precisamente la colonoscopia que les practicamos. Ambos tenían problemas digestivos. Sobre todo diarreas que les habían producido dos síntomas asociados al tenesmo (esta palabra rara significa necesidad continua de defecar).
La historia de Sandro
Sandro es un pastor alemán que acudió a nuestra consulta porque tenía un bulto cerca del ano, episodios de diarrea desde hacía un año y la necesidad de defecar (tenesmo) casi constante. Le dolía mucho y no se lo dejaba mirar. Sospechamos una hernia perineal, pero dedujimos que no era la causa del problema, sino una consecuencia de haber estado haciendo esfuerzos durante tanto tiempo. Le citamos en ayunas para hacer una exploración completa y una colonoscopia. Confirmamos la sospecha de hernia perineal y aprovechamos la biopsia para detectar lesiones difusas (esparcidas por todo el intestino) que no parecían malignas. Las muestras de biopsia acabaron confirmando estas imágenes. Se trataba de una colitis (inflamación del intestino) crónica que se puede controlar con una dieta especial y tratamiento médico. Además, aprovechamos la anestesia para operar la hernia. A partir de ahora, Sandro deberá guardar reposo durante varias semanas. Si las cosas no se complican, esperamos darle el alta a mediados de junio.
La historia de Trui
Trui es un perro mestizo que ya tratamos hace años por una fractura. Esta vez nos vino a ver por problemas digestivos. En su caso, las diarreas también venían de lejos y, debido al tenesmo se produjo un prolapso de recto. Esto significa que la parte final del intestino se da la vuelta como un calcetín y sale hacia afuera. Después de hacer analíticas, radiografías y ecografías citamos a Trui para hacer una colonoscopia. En su caso, la prueba demostró la presencia de un tumor grande en la parte final del recto. El resto del intestino estaba impecable. También se tomaron muestras para biopsia y se enviaron a un laboratorio de histopatología que diagnosticó un tumor benigno, pero responsable de la irritación y el prolapso que molestaba tanto en Trui. En su caso el tratamiento no ha sido médico. Hemos tenido que extirpar el tumor empleando una técnica a través del ano. Esto permite no tener que acceder dentro del abdomen. La cirugía es menos peligrosa y el riesgo de complicaciones menor. Las molestias se mantendrán durante un par de semanas, pero esperamos tener a Trui recuperado el mes próximo.
¡¡Mucha suerte para los dos!! 😉
Si estas dos historias te han gustado, no te pierdas el resto de historias de los perritos que han pasado por nuestra clínica.